Otras pruebas diagnósticas

En el momento en el que se detecta que existe un problema de fertilidad, el primer paso es determinar qué es lo que lo provoca y cuál puede ser la solución. Cada caso es diferente, y cuando el problema radica en un factor masculino, hay varias pruebas diagnósticas que nos pueden ayudar a solventar los problemas.

Estas pruebas sirven para marcar hacia donde puede orientar el equipo médico el tratamiento para conseguir el deseado embarazo. Una vez se detecta el problema se puede proseguir a encontrar la solución. Con el diagnóstico hecho correctamente será más fácil dictaminar qué tratamiento de reproducción asistida tiene más opciones de finalizar con éxito.

En otra cuestión hemos explicado cuatro posibles pruebas diagnósticas que se pueden realizar para dictaminar cuál es el problema, el seminograma, el test de capacitación espermática, el análisis hormonal y el estudio genético. Pero no son las únicas pruebas que pueden orientar al equipo médico. Como hemos dicho antes, cada caso es particular y, en ocasiones, para esclarecer las causas que pueden provocar los problemas de fertilidad del hombre.

En esta ocasión hablaremos de tres nuevas pruebas que pueden realizarse para intentar detectar el factor masculino con mayor exactitud. El estudio de la fragmentación del ADN y el FISH, dos pruebas relacionadas con la carga cromosómica de los espermatozoides. Este es un aspecto clave para detectar muchos problemas de fertilidad, ya sea por la capacidad de fecundación por parte de los espermatozoides o per la correcta evolución del embarazo.

¿Qué es una prueba diagnóstica?

Las pruebas diagnósticas son el primer paso para intentar descubrir los motivos por los que una pareja puede tener problemas para conseguir tener un hijo. Si no se realizan estas necesarias pruebas es imposible detectar la causa de los problemas de fertilidad, aspecto que posteriormente determina el camino que hay que seguir para conseguir el sueño de ser padres.

Puede parecer que, en la mayoría de casos, los problemas provienen de la mujer, pero el factor masculino tiene una incidencia cada vez mayor en los casos que aparecen problemas para conseguir tener hijos, ya sea de manera exclusiva o compartida con la mujer. En cualquier caso, en CIRH preferimos hablar de causas de infertilidad de la pareja.

Se considera que existe algún problema de fertilidad cuando una mujer no ha conseguido quedarse embarazada tras un año manteniendo relaciones sexuales con su pareja sin tomar precauciones. Ante estas dificultades, lo primero que hay que hacer es detectar donde esté el problema, por lo que acudir a un especialista es la mejor opción. En CIRH contamos con un equipo médico con más de treinta años de experiencia que puede ayudarte a detectar y solucionar cualquier problema que pueda haber.

Las pruebas diagnósticas sirven para marcar el punto de partida desde el que el equipo médico tiene que trabajar para conseguir hacer realidad el sueño de cada pareja de tener un bebé. Con los resultados obtenidos se puede dictaminar qué tratamiento puede ser el más indicado en cada caso, facilitando el camino hacia la paternidad.

¿Qué se puede detectar con una prueba de fertilidad masculina?

Los resultados que se pueden obtener con una prueba diagnóstica dependen de la finalidad de la misma. Con cada prueba se pueden evaluar diferentes aspectos que pueden afectar a la fertilidad masculina. Desde la cantidad o calidad de los espermatozoides que se detectan en el eyaculado, su movilidad, las características genéticas o la morfología de los espermatozoides e incluso aspectos genéticos que pueden provocar una afectación en contra de la fertilidad.

No obstante, no todo se centra en los espermatozoides y sus características. También se observa el funcionamiento de las hormonas sexuales masculinas, las encargadas de producir los espermatozoides. Conseguir realizar un buen diagnóstico del problema que causa la infertilidad es muy importante para poder encontrar soluciones, por lo que las pruebas que nos ayudarán a detectar el problema son básicas.

El abanico de posibles problemas que afecten a la capacidad fértil del hombre es amplio, pero sea cuál sea el problema, a través de las pruebas diagnósticas se podrá detectar y, posteriormente, intentar encontrar la mejor solución. Las avanzadas técnicas con las que trabajamos en CIRH nos permiten conseguir un diagnóstico acertado y eficaz, que facilita la labor de nuestros especialistas para hacer realidad el deseado embarazo.

Es posible que se necesite más de una prueba diagnóstica para conseguir focalizar el problema, ya que con cada una de ellas se descartan o confirman posibles causas. Hay ocasiones en los que los valores de recuento de espermatozoides son correctos, y presentan un aparente buen estado, pero con un análisis más profundo se acaba decretando la anomalía.

¿Cuántas pruebas diagnósticas hay?

Ya hemos destacado la variedad de causas que pueden provocar infertilidad masculina, y las pruebas diagnósticas también ofrecen un amplio abanico. En otra FAQ hemos hablado de cuatro de estas pruebas; el seminograma, con el que se consigue un estudio completo del semen, el test de capacitación espermática, con el que podemos saber el número de espermatozoides que podemos usar, el análisis hormonal, en el que estudian las hormonas FSH y LH, y el estudio genético.

Más allá de estos cuatro exámenes también podemos destacar el estudio de la fragmentación del ADN y el FISH. Para complementar los resultados obtenido en un seminograma, de ser preciso, se realiza un el estudio de fragmentación del ADN. Podemos encontrar dos tipos de fragmentación, la que se conoce como fragmentación de cadena simple, que afecta a una sola hebra de las que forman el ADN, o la fragmentación de cadena doble, caso en el que se ven afectadas las dos hebras. Los niveles de fragmentación del ADN espermático pueden dificultar la fecundación del óvulo por parte de los espermatozoides, pero también pueden provocar fallos en el desarrollo del embrión que imposibiliten la correcta evolución del embarazo.
En función del porcentaje de fragmentación que se detecte en el ADN la opción de recurrir a la reproducción asistida se convierte en necesaria.

Las causas de este problema pueden tener un origen externo, como la exposición a contaminantes, algunos tratamientos farmacológicos, fumar o la elevada temperatura testicular. Pero también se pueden deber a la mala ejecución de algunos de los pasos requeridos para la maduración de los espermatozoides. Para detectar el grado de fragmentación se analiza en el laboratorio el ADN del espermatozoide, que se encuentra en la cabeza del mismo, donde se constituye su carga genética.

En los casos que se detecte una elevada fragmentación, hay técnicas de selección espermática concretas (como las basada en chips microfluídicos) que nos ayudarán a seleccionar un conjunto de espermatozoides con bajos porcentajes de fragmentación.

La otra prueba que hemos comentado anteriormente, el FISH, se realiza en casos muy concretos y nos permite dictaminar la dotación cromosómica de los espermatozoides. Los cromosomas que son más habitualmente analizados con esta prueba, sin ser exclusivos, son el cromosoma 13, 18, 21, X e Y.

¿Qué proceso siguen las pruebas de fertilidad masculina?

En el momento de iniciar un proceso de pruebas diagnósticas se evalúa el caso de cada paciente, pero lo más habitual es empezar realizando las pruebas más generales. De esta manera también se puede calcular la complejidad de la causa del problema de fertilidad. Si con una prueba más sencilla, como un seminograma, se puede establecer el diagnóstico el paciente se pueden agilizar los siguientes pasos a seguir.

En el caso de las pruebas diagnósticas para las mujeres, hay algunas que son más invasivas que otras, pero en el caso de las pruebas del factor masculino siempre son lo menos invasivas posibles. La mayoría de análisis se realizan en el eyaculado del paciente y, en caso de no ser así, se pueden sacar conclusiones a través de un análisis de sangre.

Cuando ya se han conseguido los resultados el médico puede dictaminar cuál es la mejor opción para conseguir el embarazo y se puede proceder a iniciar el tratamiento. En un caso de factor masculino la solución suele encontrarse en el laboratorio gracias a la labor del equipo de biólogos. En otros casos, como por ejemplo si la situación muestra una ausencia de espermatozoides en el semen, se puede proceder a una biopsia testicular para conseguirlos.

Hoy en día se cuenta con una gran variedad de pruebas diagnósticas con las que intentar detectar de dónde puede venir un posible problema de fertilidad. Estas opciones ofrecen a los especialistas muchos resultados diversos para ser más precisos en la elección del tratamiento más idóneo para cada paciente, aumentando así las posibilidades de conseguir el deseado embarazo.

Normalmente el foco de atención se centra en los espermatozoides, como las tres pruebas que hemos explicado aquí, pero también hay otros aspectos que pueden influir en la fertilidad del hombre, como por ejemplo los indicadores hormonales.

En ocasiones, con una sola prueba diagnóstica no se puede esclarecer por completo el problema, por lo que el hombre se tiene que someter a diferentes análisis. En estos casos, desde el equipo médico siempre se empieza con las pruebas más generales para ir focalizando la atención en las alteraciones que se detectan.

En este caso hemos analizado más en profundidad en qué consisten dos pruebas que se realizan en el laboratorio, el estudio de la fragmentación del ADN y el FISH. Los casos en los que los hombres sufren fragmentación del ADN espermático son más comunes de lo que se puede pensar. Esta alteración puede dificultar la fecundación del óvulo o, en caso de conseguirlo, el progreso del embarazo puede sufrir problemas.

Cuando hay una elevada fragmentación del ADN se aplican técnicas de selección espermática específicas para conseguir un conjunto de espermatozoides con un bajo porcentaje de fragmentación.
Con el análisis FISH (prueba que desde CIRH realizamos externamente) el equipo de biólogos puede dictaminar la dotación cromosómica de los espermatozoides. Tras este estudio se puede determinar la dotación cromosómica de los espermatozoides y, así, poder detectar posibles anomalías.

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