Fallo Ovárico Prematuro

Llega un momento en la vida de la mujer en el que sus ciclos menstruales empiezan a ser más irregulares, incluso desaparecen algún mes, hasta que cesa por completo y dejan de ovular de manera definitiva. Cuando esto sucede antes de los 40 años se considera que la mujer sufre un fallo ovárico prematuro que, de ser definitivo (hay casos en los que se presenta esta patología de manera esporádica), le dificultará seriamente la posibilidad de ser madre con óvulos propios.

Estos casos son muy excepcionales (un 1% de las mujeres lo padecen), y más aún cuando sucede antes de los 30 años (en esta franja de edad los casos son uno de cada mil). Es complicado establecer una causa concreta de la patología, por lo que lo más aconsejable para poder detectar qué ha provocado este problema y analizar cada caso es visitar a un médico especialista. En la consulta se analizarán los diferentes síntomas, así como también se llevará a cabo un estudio de la historia clínica de la paciente y sus antecedentes familiares.

Hay diferentes pruebas que pueden ayudarnos a detectar posibles causas del fallo ovárico prematuro, pero aún así, en ocasiones, no se pueden sacar conclusiones claras y filiar el origen exacto. Todas estas dudas e información poco esclarecedora añaden más complicación a la hora de asumir el problema que tiene la mujer. No sólo se encuentra con que no tendrá la posibilidad de ser madre con óvulos propios antes de tiempo, sino que tampoco puede saber qué es lo que ha provocado esta situación.

¿Cuáles son sus causas?

Se conoce como fallo ovárico prematuro los casos en los que la mujer deja de ovular de manera definitiva antes de los 40 años. Cuando sucede este imprevisto es porque la reserva ovárica de la mujer (el número de ovocitos con los que cuenta) se ha agotado. Como la ovulación no se da, el ovario deja de producir  hormonas y, como consecuencia, la menstruación desaparece.

Esta patología no es muy común entre las mujeres, se observa en una de cada cien de menos de 40 años y en una de cada mil antes de la treintena. En la mayoría de estos casos cuesta dictaminar una causa concreta, aunque el factor hereditario suele tener mucho peso en el riesgo de desarrollar un fallo ovárico prematuro.

Más allá de este factor, las causas conocidas más comunes son difícilmente controlables por las afectadas. Únicamente la exposición a agentes tóxicos como el tabaco, los pesticidas y disolventes puede ser minimizado, en buena parte, por cada persona. Otras causas también pueden venir por cuestiones propias del organismo, como alteraciones genéticas cromosómicas (como por ejemplo el Síndrome de Turner o el Síndrome del X Frágil) o enfermedades autoinmunes relacionadas con el tiroides o la glándula suprarrenal, que pueden causar anticuerpos contra el ovario afectando así a su reserva.

Hay también tratamientos como la radioterapia o la quimioterapia, que pueden afectar a la reserva ovárica, o una cirugía total o parcial de extirpación de ovarios. En estos casos, siempre que se pueda, se recomienda hacer un tratamiento de congelación de óvulos previo para poder preservar la fertilidad y poder tener hijos con tus propios ovocitos.

¿Cómo se diagnostica?

En los casos en los que una mujer sufre fallo ovárico prematuro las alarmas suelen saltar con la ausencia de la regla. Este es el síntoma más notorio, o por lo menos el primero, que hace pensar a la mujer que alguna cosa no va bien y que tiene que acudir al especialista. Más allá de esto, los otros síntomas son consecuencia de los bajos niveles de estrógenos, que provocan sofocos, alteraciones del sueño, irritabilidad, disminución de la concentración, descenso de la libido y sequedad vaginal. Todos ellos, concuerdan con los síntomas propios de la menopausia.

Una vez la mujer acude al especialista, el médico realizará un análisis de la historia clínica, incluyendo también un estudio de los antecedentes familiares. Se realiza una exploración física y ginecológica, seguida de un análisis de sangre que incluya un test de estradiol (unos niveles bajos pueden encajar con un fallo ovárico) y un test de prolactina (unos elevados niveles de esta hormona pueden provocar problemas de ovulación).

También se puede realizar una determinación de la Hormona foliculoestimulante (FSH) ya que en el momento que los ovarios empiezan a dejar de funcionar los valores en sangre suelen estar elevados.

Si después de todas estas pruebas seguimos sin conocer el motivo originario del fallo ovárico se puede recurrir a la realización de un cariotipo, con el que se examinan los 46 cromosomas con el objetivo de detectar cualquier anormalidad referente a su tamaño, forma y número que pueda estar implicada.

¿Puedo quedarme embarazada si tengo un fallo ovárico prematuro?

Cuando se diagnostica un caso de fallo ovárico prematuro no se pueden sacar conclusiones directas sobre las posibilidades de ser madre con los propios óvulos. Es cierto que en la mayoría de ocasiones la mujer se encontrará con importantes dificultades, pero existen un mínimo número de casos (entre un 5 y un 10%) en los que el fallo ovárico es espontáneo, con un cariotipo normal, y hay posibilidades de que el ovario todavía esté activo y pueda ovular de nuevo y producirse una gestación espontánea.

Aun así, esta posibilidad es mínima y en la mayoría de los casos la opción de ser madre con óvulos propios deja de ser viable. Ésta es una realidad que no siempre se asume con rapidez. Puede convertirse en una situación complicada para las mujeres, que ven como a una edad temprana tendrán que necesitar un tratamiento con donación de óvulos para lograr quedarse embrazada. A pesar de no haber experimentado el aplazamiento de la maternidad como una decisión personal para priorizar otros aspectos de la vida, la mujer en una edad plenamente fértil tendrá que optar por un tratamiento que habitualmente está orientado a un perfil diferente.

Es posible que la mujer precise de un tiempo para procesar la situación e intentar asumir cuál es la nueva realidad.

Así, las mujeres que sufren la menopausia prematuramente pueden recurrir a la técnica de fecundación in vitro con óvulos de donante para conseguir su embarazo. Independientemente de su edad, seis de cada diez mujeres que recurren a esta técnica consiguen su embarazo, siendo óptimas las probabilidades de conseguirlo.

¿Tiene otras consecuencias a largo plazo?

Cualquier alteración de los parámetros establecidos como normales en el organismo puede tener consecuencias en diferentes aspectos. En este caso, el cese de la actividad ovárica. provoca un descenso de niveles de estrógenos y esto puede derivar en problemas, más allá de la ya comentada esterilidad.

Para empezar, la difícil aceptación de la situación que provoca el fallo ovárico prematuro puede desencadenar en alteraciones del estado de ánimo para la mujer que lo sufre. En estos casos se puede pasar una etapa de complicada antes de la aceptación de la situación, momentos en los que el apoyo psicológico de especialistas puede ser de gran ayuda. En CIRH contamos con un equipo de psicólogos especializados a disposición de nuestras pacientes.

Esta patología también puede desencadenar en una disminución de la densidad ósea que provoca una debilitación de los huesos, aumentando el riesgo de que se produzca alguna fractura. Esta alteración es la que recibe el nombre de osteopenia en casos más leves y osteoporosis en casos más avanzados. A nivel cardíaco también puede haber afectación, ya que los niveles de estrógenos bajos en una persona joven pueden aumentar las probabilidades de sufrir problemas cardiovasculares.

Es recomendable también realizar controles analíticos para descartar alteraciones autoinmunes que pueden detectarse en una visita rutinaria pudiendo minimizar sus consecuencias.

Para reducir los efectos del cese de la actividad ovárica temprana es importante llevar un estilo de vida sano, realizando ejercicio y unas estrategias nutricionales adecuadas. Los tratamientos hormonales, supervisados por un médico en los casos en que estén indicados también ayuda a reducir las consecuencias que hemos comentado.

Lo más complicado para una mujer que sufre fallo ovárico prematuro es el proceso de aceptación de la situación. Cuando se decide prorrogar el proyecto de ser madre por motivos personales o profesionales ya eres consciente que puedes tener alguna que otra dificultad. En estos casos siempre se puede optar por la congelación de óvulos, y así, aumentar las posibilidades de ser madre con tus propios óvulos en un futuro. No obstante, en los casos en los que aparece un fallo ovárico prematuro no existe ninguna previsión posible y, en la gran mayoría de casos, las opciones de ser madre con óvulos propios disminuyen drástica y rápidamente.

En casos puntuales en los que el fallo ovárico es espontáneo y transitorio la mejor podría tener una mínima opción de ser madre con sus propios ovocitos al tratarse de una alteración puntual. De no ser así, las posibilidades de ser madre siguen siendo altas, pero será necesario recurrir a los óvulos de una donante.

En la mayoría de ocasiones el tratamiento más adecuado es el de la fecundación in vitro con óvulos de donante. El semen puede ser de la pareja (en caso de tenerla y de que la calidad del semen sea adecuada) o bien también con semen de donante.

Más allá de las dificultades que puede conllevar para ser madre con óvulos propios, el fallo ovárico prematuro puede comportar otros problemas de salud. Es común que en estos casos el estrés emocional que provoca pueda derivar en alteraciones del estado del ánimo en la paciente. El bajo nivel de estrógenos secundario también puede aumentar la posibilidad de sufrir osteoporosis o problemas cardiovasculares.

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