Aprender a comer y seguir unos buenos hábitos alimentarios como parte del cuidado del paciente. Hoy entrevistamos a Claudia Brassesco, que se suma al equipo de CIRH como nutricionista del centro.
“Mi labor como profesional es adaptar los alimentos y los hábitos alimentarios de cada persona hacia una versión más nutritiva y saludable”, explica.
En el campo de la fertilidad, Brassesco ayuda y acompaña a mujeres, hombres y parejas que desean tener un hijo de manera natural o bajo tratamientos de reproducción asistida a mejorar sus hábitos alimentarios. “La fertilidad y la nutrición van de la mano, y la alimentación puede ayudar a estas personas a mejorar su fertilidad”, explica Claudia. Gracias a su carácter empático, esencial para trabajar en este entorno ya que, no solamente se requiere de conocimientos y experiencia sino de cercanía y escucha activa de cara al paciente.
“Se ha visto y comprobado en muchos estudios recientes que mujeres que acuden a centros de reproducción asistida con patologías o signos tales como síndrome de ovario poliquístico (SOP), endometriosis, amenorrea, ciclos menstruales irregulares o que presentan una baja reserva ovárica pueden aumentar un 60% las posibilidades de quedarse embarazadas con el tratamiento realizado si presentan un peso adecuado y llevan a cabo unos correctos hábitos alimentarios”, cuenta la nutricionista.
Su labor como profesional es adaptar los alimentos y los hábitos alimentarios de cada persona hacia una versión más nutritiva y saludable, sin renunciar al placer de comer. Quiere que los pacientes disfruten del cambio. Se trata de adherirse a nuevos hábitos y eso conlleva un tiempo y un aprendizaje. Por ello, quiere hacer partícipe a las personas de su propia salud dándoles las herramientas necesarias para que ellas mismas se acaben convirtiendo en expertos de su propia alimentación. Todo ello acompañándolos a lo largo de ese proceso de cambio, tanto a nivel profesional como emocional.
“Aprender a comer, integrar e incorporar diferentes grupos de alimentos y sobre todo de ser conscientes de lo que comemos y cómo nos alimentamos.”
Brassesco explica que cada vez son más las enfermedades que están relacionadas con unos malos hábitos alimentarios y la alimentación. La globalización, la industria alimentaria y la gran oferta de alimentos ultra procesados además de la falta de información por parte de los consumidores han provocado el aumento de su prevalencia a día de hoy. “Mi labor como nutricionista es educar e informar a la población sobre cómo llevar a cabo un estilo de vida saludable y unos buenos hábitos alimentarios mediante la enseñanza”, añade.
“Considero que cuando un paciente acude a consulta deposita el 100% de su confianza en el nutricionista que lo va a tratar. Por ello, además de entregar una pauta alimentaria, el paciente espera empatía y comprensión sobre las circunstancias que les rodean por lo que en todo momento debemos adaptarnos. Esto ayuda a entender muchas de las conductas alimentarias que están llevando a cabo y permite definir la estrategia nutricional más adecuada para esa persona”, explica Brassesco.
Si tienes alguna duda, puedes ponerte en contacto con nosotros, todo el equipo de CIRH estará encantado de poder ayudarte.